El caso del submarino ARA San Juan derribó algunos mitos que habíamos destruido con anticipación desde la opinión permanente en estos 10 años y posiblemente, este triste hecho le ponga una bisagra a esta historia de la demonización de las Fuerzas Armadas y su utilización con fines recaudatorios y de corrupción.
Uno de esos mitos es la esquizofrenia del relato populista, imperante en Argentina durante los 12 años del kirchnerismo apátrida y confuso, donde se dilapidaron los recursos, los esfuerzos y se destruyeron las bases de la República. Nada de esto era posible sin el establecimiento de la mano de obra política, ejercida por revanchistas setentosos, que vieron el filón de apoyarse en la debilidad institucional y la falta de referencias políticas fuertes de la sociedad, para posicionar al padre de la criatura, al que le siguió su mujer y si el fundador del clan no se hubiera muerto, tal vez hoy estaríamos bajo sus influjos de poder.
Y volvieron por todo. Subidos al pedestal del poder, aplastaron todo a su paso, entre ello, las Fuerzas Armadas, dándole el golpe final a una obra que había comenzado el menemismo.
La esquizofrenia en su concepción médica es perfectamente aplicable al populismo kirchnerista/chavista que asoló estas praderas sudamericanas en la última década perdida. Se trata de una enfermedad donde, quien la padece, sufre una irregular percepción de la realidad, alteraciones en la percepción de esa realidad.
Causa cambios en la conciencia de realidad y una desorganización de las funciones ejecutivas, que lleva a una dificultad para mantener conductas motivadas y dirigidas a metas y una significativa disfunción social, lo define el diccionario. Entre los síntomas frecuentes, están las creencias delirantes, pensamiento confuso, alucinaciones auditivas, reducción de las actividades sociales y/o aislamiento. Si este síntoma personalizado en un individuo, lo trasladamos al concepto dogmático populista de estos regímenes y observamos su comportamiento y desarrollo en los años que lo padecimos, nos encontramos con la definición exacta de lo que es fue y serán estos engendros ideológicos-políticos que nos tuvieron en vilo por tanto tiempo y por lo cual debemos esforzarnos para que no vuelva nunca más.
La mentira del relato es una transición obvia entre ese populismo barato y ordinario y la realidad. Un eslabón necesario para decirle a las masas exactamente lo contrario de lo que hacen desde el poder, pero en definitiva endulzar los oídos con los que esas masas quienes escuchar. Y en ese derrotero de mentiras y simulaciones, el populismo kirchnerista usó todos los símbolos, desde los Derechos Humanos hasta la institucionalidad de las Fuerzas Armadas y los destruyó, cambiándoles el objetivo, transformando a todos en cuevas y nichos recaudatorios y enjuagando con ellos sus más bajos instintos de corruptos infames e incorregibles.
Ya fuera del poder, Santiago Maldonado fue un caso paradigmático. Pasada la campaña política y como no pudieron bajar a Macri ni a sus ministros, con las campañas basuras sosteniendo que al chico lo había matado la Gendarmería con la complicidad del gobierno, al otro día de perder en las urnas, ningún kirchnerista habló más de él ni de “su causa”. Caso cerrado.
En ese tren “reivindicatorio” del kirchnerismo que pugnaba por encontrarle un muerto a Macri, llegaron a pagarle a la militancia, Barrios de Pie y Quebracho para que se concentren, corten calles, rompan todo, pinten el cabildo, pidiendo por la aparición del joven tatuador y la libertad de Jones Huala, el pueblo Mapuche, la restitución de las tierras ancestrales y cualquier cosa que les sirviera a su paso rescatando vocablos viejos heredados de los libros anarquistas como: “Imperialismo”, “Oligarquía”, “cipayismo” y claro está, centrando un fuerte reclamo en el pedido de libertad del delincuente cabecilla del RAM, por entender que se “vulneraban los derechos de quien lucha por su propia Nación, que no le es reconocida”, con cargo directo a Benetton, el capitalismo Macri y la mar en coche.
Hace casi 10 días que el mar se tragó a 44 marinos de la patria, héroes anónimos como los tantos que patrullan las fronteras sin recursos y a pura voluntad y riesgo. De ellos el kirchnerismo gritón, populista y pontificador, no dijo ni una palabra. Mientras pidieron por el terrorista, cesionista, traidor a la patria, apropiador, usurpador y delincuente pseudo-mapuche, que todavía ningún juez se dignó a mandar a Chile, no abrieron la boca por quienes murieron en cumplimiento del deber. Una verdadera vergüenza que delata claramente dónde está el relato, la mentira y de qué está hecho el populismo barato que encarnan.
Claro, hay una explicación: de Maldonado y Huala podían hablar porque estaban lejos de su eje de responsabilidad, en cambio del ARA San Juan no pueden hacerlo, porque son partícipes necesarios de su naufragio y eso quedará develado, cuando los peritajes y las investigaciones lleven a la cárcel a Garré, Rossi, CFK y otros, quienes deberán rendir cuenta por la muerte de 44 argentinos con más valor humano, que todos ellos juntos. (Agencia OPI Santa Cruz)