Artritis reumatoidea tratamiento Cottet – Manuel, un paciente que nos cuenta cómo el tratamiento transformó su vida tras años de sufrimiento y limitaciones físicas.
La historia de Manuel es un claro ejemplo de cómo un tratamiento adecuado puede transformar completamente la vida de una persona con artritis reumatoidea. En una emotiva entrevista, este paciente del Dr. Horacio Cottet relató cómo pasó de estar postrado en cama, sin poder realizar las actividades más básicas, a recuperar su capacidad laboral y disfrutar de una calidad de vida cercana al 80% de normalidad.
El impacto de la artritis reumatoidea en la vida diaria
«Yo antes de que me pase la enfermedad esta, corría dos horas por día. De golpe y porrazo, me levanté un día y no pude caminar más», relató Manuel al inicio de su testimonio. La artritis reumatoidea se manifestó en su vida de manera abrupta y devastadora, limitando severamente sus capacidades físicas más básicas.
La descripción de su condición antes del tratamiento adecuado es desgarradora: «No podía ni atar los cordones, ni tomar un plato de sopa, la cuchara me pesaba, pasaba dos kilos la cuchara que no podía tomar sopa, los dedos hinchados, inflamado todo el cuerpo, y bueno, mi vida era llanto, llanto y nada que me pasaba».
Manuel describió un peregrinaje por diferentes profesionales y alternativas terapéuticas que no lograron mejorar sustancialmente su condición. «Fui a una médica, no voy a dar nombres. Después me fui a Gallardo, a Puntadera, me dieron unos yuyos, me recuperé bastante, pero no era el tema, era mucho ácido higiénico que tenía en el cuerpo, pero igual seguía tirado en la cama», recordó.
El encuentro con el tratamiento especializado para artritis reumatoidea
La situación cambió radicalmente cuando conoció al Dr. Horacio Cottet, a quien Manuel describe emocionadamente como «un ángel». Inicialmente, el tratamiento incluyó corticoides, lo que generó efectos secundarios significativos: «Yo estaba inflamado ya mucho, mi cabeza, mi cara era una bocha de tanto corticoides que tomaba».
Sin embargo, el punto de inflexión llegó cuando el Dr. Cottet identificó un problema más grave: «Las enzimas están subiendo mucho el hígado, vamos a tener que hacer otro tratamiento, porque te vas a morir», le advirtió el médico, según relata Manuel.
Este momento crítico derivó en la prescripción de un tratamiento específico y especializado para la artritis reumatoidea que Manuel recibe desde 2008. El tratamiento requiere visitas cada dos meses (en otros pacientes, cada mes) e incluye sesiones con suero que duran aproximadamente una hora y media.
«Gracias a Dios, empecé a caminar, me activé como corresponde, tengo una calidad de vida no del 100%, pero del 80%», expresó con evidente emoción el paciente, quien ahora puede desempeñarse laboralmente en el sector de cloacas a pesar de las dificultades que implica para alguien con su condición.
Los obstáculos para acceder al tratamiento contra la artritis reumatoidea
El testimonio de Manuel no solo sirve como evidencia de la efectividad del tratamiento, sino que también expone las dificultades burocráticas que enfrentan los pacientes con enfermedades crónicas para acceder a tratamientos especializados.
Inicialmente, la Caja de Servicios Sociales pretendía que Manuel cubriera el 30% del costo del medicamento, una suma imposible de afrontar con su salario. «Me agarró mi locura, y fui a la caja y grité a los cuatro vientos», relató Manuel. Finalmente, logró que le otorgaran un certificado de incapacidad que le permitió acceder al tratamiento con una cobertura del 94%.
Sin embargo, ahora enfrenta una nueva amenaza. Según manifestó en la entrevista, existe la preocupación de que la Dra. Laudoño, aparentemente una funcionaria de la Caja de Servicios Sociales, esté impulsando cambios que podrían afectar el acceso de numerosos pacientes al tratamiento que brinda el Dr. Cottet.
«Cotet tiene casi 120 pacientes, y esta señora quiere que atienda 10 personas por año, y en 10 minutos», expresó Manuel con indignación, añadiendo que su tratamiento particular requiere una hora y media con suero. La reducción de pacientes o de tiempo de atención podría tener consecuencias devastadoras para quienes dependen de este tratamiento especializado para la artritis reumatoidea.
El valor social y económico del tratamiento de la artritis reumatoidea
Un aspecto fundamental que resalta en el testimonio de Manuel es cómo el tratamiento adecuado para la artritis reumatoidea no solo mejora la calidad de vida del paciente, sino que también tiene un impacto positivo en términos socioeconómicos.
Como señaló el entrevistador: «Lo que no entiende la gente de la caja es que vos hoy sos un hombre productivo, hoy podés trabajar. Más caro en definitiva le va a salir a la caja tener a alguien postrado o tirado en su cama sin producir».
Efectivamente, Manuel pasó de ser una persona completamente dependiente a alguien que trabaja, contribuye a la sociedad y paga impuestos. «Trabajo en cloaca, estoy orgulloso de estar en ese sector, aun así con mi enfermedad», afirmó, demostrando que el valor del tratamiento va más allá del bienestar individual.
«Correr, hago ejercicio como corresponde. La calidad de vida… bastante bien. Todo por el tratamiento», relató Manuel, evidenciando cómo una inversión adecuada en tratamientos especializados para la artritis reumatoidea tiene un retorno social significativo.
La preocupación por el futuro del tratamiento para artritis reumatoidea
La parte más emotiva del testimonio de Manuel es su profunda preocupación por el futuro. Las aparentes intenciones de modificar las condiciones de atención del Dr. Cottet han generado ansiedad no solo en él, sino en todos los pacientes que reciben este tratamiento especializado para la artritis reumatoidea.
«El tema es que ellos se hacen cargo de la medicación, el medicamento nuestro. Y el tema de la caja, se tiene que hacer ese cargo con los bonos de descuento, nosotros los aportes, obvio, a pagarle a Cotet, y a Cotet no le pagan hace 5 meses», denunció Manuel.
Su preocupación se extiende al temor de que esta situación derive en la pérdida de otro especialista en la región: «Ahora lo que quiere hacer la caja es lo mismo que hicieron con todos los demás especialistas que había en Allegro. Todos se fueron por culpa de la caja».
La angustia es palpable en sus palabras: «Yo no puedo dormir. Todo el día no puedo dormir. De la preocupación». Su testimonio refleja no solo su caso personal, sino el de muchos otros pacientes que dependen de tratamientos especializados.
La defensa colectiva del tratamiento para la artritis reumatoidea
Uno de los aspectos más conmovedores del testimonio de Manuel es su determinación para alzar la voz no solo por sí mismo, sino por todos los pacientes que se encuentran en una situación similar.
«Yo hablo por mis compañeros, por todos mis compañeros que están padeciendo por la misma enfermedad», expresó, mostrando un espíritu de solidaridad con quienes comparten su condición.
Manuel mencionó que muchas personas en Santa Cruz están pasando por situaciones similares pero «tienen miedo de hablar». Su valentía al exponer públicamente su caso representa también a aquellos que no pueden o no se atreven a hacer lo mismo.
«Si yo tengo que caer preso, voy a caer preso yo. Porque está mal lo que están haciendo», declaró, evidenciando la desesperación que sienten los pacientes ante posibles recortes en sus tratamientos.
El vínculo médico-paciente en el tratamiento de la artritis reumatoidea
Otro elemento destacable en el testimonio de Manuel es la especial relación que parece haberse desarrollado entre el Dr. Cottet y sus pacientes. «Él pone de gana ni cobra para atender a su gente y siempre de la buena onda, él es como una familia más, todos somos una familia», expresó con gratitud.
Esta conexión va más allá de la relación profesional típica entre médico y paciente, transformándose en un vínculo de confianza y apoyo mutuo fundamental para el éxito del tratamiento de enfermedades crónicas como la artritis reumatoidea.
Manuel destacó la dedicación del Dr. Cottet, quien aparentemente ha continuado atendiendo a sus pacientes a pesar de no recibir pagos de la Caja de Servicios Sociales durante cinco meses, según lo denunciado.
El llamado a la empatía en el sistema de salud
El testimonio de Manuel concluye con un llamado a la empatía y la consideración hacia las personas que padecen enfermedades crónicas como la artritis reumatoidea. «Nadie está libre de nada», repitió en varias ocasiones, invitando a los funcionarios a ponerse en el lugar de los pacientes.
«A ella le puede pasar lo mismo que me pasa a mí. Y yo sé que va a recurrir a Horacio Cotet, porque no va a querer tomar corticoides, no va a querer morir», expresó Manuel, refiriéndose a la funcionaria que, según él, está impulsando cambios en el sistema.
Su mensaje final fue un pedido simple pero profundo: «Que tenga un poco de amor a Dios nada más, de tener sentido común. Dicen, no, vamos a dejar de joder a Coté porque él pone de gana ni come para atender a su gente».
El caso de Manuel representa un ejemplo claro de cómo un tratamiento especializado para la artritis reumatoidea puede transformar radicalmente la vida de una persona, permitiéndole recuperar no solo su bienestar físico sino también su capacidad productiva y su lugar en la sociedad. Su testimonio es también un recordatorio de la importancia de un sistema de salud que priorice el bienestar de los pacientes por encima de consideraciones meramente económicas o burocráticas.
