Hace algún tiempo atrás, no mucho, cuando se mostraban encuestas, diferentes a las actuales, es decir, cuando se usaban realmente para conocer la opinión sobre determinados temas, habían algunos fundamentos, que eran llamativos y que ahora emergen, diluidos por la realidad absurda, de una sociedad, que vaga en busca de sus deseos insatisfechos, sin medir, ni el bien, ni el mal, la república o la corrupción.
Un sondeo, de unos meses atrás, que parecen, ahora, prehistóricos, de la consultora D’Alessio/Berensztein, contenían información llamativa, que era, cuando, se preguntaba si quien organizó las coimas de los cuadernos k era CF, el 25% de los propios votantes cristinistas, respondía que sí. Y a la pregunta de si, CF, debía ir presa, el 20% del voto cristinista, también decía que sí.
La cuestión que surge es por qué?, pese a tantas evidencias, sigue haciendo un núcleo duro y relevante de personas que siguen creyendo en CF. Las respuestas, entre muchas, podrían ir más allá de ella y tiene que ver con la propia idea de bonanza que tiene el argentino medio, que poco le importa, mientras él esté medianamente bien, a pesar que le mientan y roben.
Tal vez, como lo describe el periodista gráfico Gustavo González, hace un par de años, hay que dar cuenta, que el populismo, se edificó, en base a la clase estatal.
En la Argentina de las últimas décadas fue trascendente el sector de empleados vinculados con el Estado, en sus vertientes nacional, provincial y municipal.
Lo grave, y contradictorio, es que sus cantidades y proporciones fueron cada vez mayores, particularmente durante los dos mandatos de CF. Si bien no hay estadísticas precisas, en los años 70 sumaban 1.300.000 trabajadores estatales, algo así como el 5,8% de la población.
La cifra, siempre en valores estimados, del total de empleados públicos varía según quién la controle, pero podría rondar los 3.900.000. De lo que se desprende, que actualmente es un 8,8% de la población.
Existen datos oficiales, de algunas provincias, tales como Corrientes, Chaco, Santiago del Estero, Jujuy, La Rioja, Catamarca y Formosa, donde la mayoría de su población trabaja para el Estado en sus diversas formas.
Concluyentemente, en Santa Cruz, si es cierto que se pagan más de 86 sueldos públicos, la proporción, es tan abrumadora, que todos, en las familias, tiene uno o más integrantes que perciben un cheque estatal a fin de mes, lo cual transforma al gobierno de la provincia, como el mayor empleador, con el peor pago, con una obra social deficiente, pero que le garantiza, a los miles de personas, sin instrucción, ni capacitación laboral, que seguirán en el sistema, hasta que se retiren, jóvenes, en plena vida laboral, para pasar ser un gran majada jubilada.
El kirchnerismo se nutre de esta mano de obra estatal esclava que históricamente estuvo cerca de quien más la hizo crecer, el ex peronismo. Indudablemente con los gobiernos de Néstor Kirchner y CF esa planta se duplicó.
Transformándose en millones de votos fieles con quienes les dieron un trabajo en blanco para toda la vida y temerosos de quienes amenazan con reducir su plantel.
El kirchnerismo, como lo había hecho durante años en Santa Cruz, abreva en la marginalidad organizada por cargos políticos, rufianes que creció, bajo su amparo y convivió durante doce años con sus gobiernos.
Lo absurdo de todos estos argumentos, se les agregan quienes aceptan la corrupción como un mal necesario, para la provincia y del país. Y ahora con todas las causas, que se investigan y la que ya se juzgan, están los militantes que piensan que fue Néstor Kirchner el responsable, de la asociación ilícita, y que como falleció, no puede declarar, ni tampoco defenderse, por tanto, la exculpan a CF y dicen que ella no lo es.
Obvio que alguien local, no puede , ni por un segundo imaginar que CF, no tuviera, nada que ver, con la organización, funcionamiento, y reparto de cientos de millones de dólares de coimas y lavado, cuando es pública su preferencia por la vida de arquitecta egipcia, rodeada de suntuosidad, lujos y riqueza.
Dentro de este contexto, alocado, y sin explicación razonables, en concreto, el 54% de los argentinos, dice que votaría por un candidato que no fuera Macri ni CF. No obstante todo parece jugar a la hiperpolarización, otro detalle más a confusión generalizada del ciudadano de a pie.
El absurdo, se repite aquí en Santa Cruz, Alicia Kirchner, todo indica, según dicen, tiene una imagen deplorable, producto de la pésima gestión de gobierno, que realizó en estos casi cuatro años, ausente de la administración y de la realidad de lo que le sucedía al poblador, escondida, entre chapas y policías, y lejos del sufrimiento de miles de ciudadanos, que padecieron de las privaciones de servicios básicos, y que aún hoy día esta ausentes sin explicación razonable, dado los cientos de miles millones de presupuesto que tiene la provincia de Santa Cruz, que definitivamente pasó a ser gobernado por políticos ricos y ciudadanos pobres e indigentes.
Como se puede explicar, que lo mismo ocurre, con la intención de voto que tendría CF, y las expectativas que tiene en las PASO, que nada deciden, y lo que puede ocurrir en Santa Cruz, en las elecciones provinciales para los cargos de gobernador y vice, Alicia Kirchner, supone que debe ser recompensada una vez más, con otros cuatro años, cuando nada útil hizo en estos que cumplirá el 10 de diciembre.
Para lograr el objetivo, se armó un andamiaje electoral, que le resultó, un gran error, pero de todas formas, cuenta, con dos colectoras, como lo son el intendente de la república de El Calafate y el dirigente gremial petrolero, que hacen como que son adversarios políticos, cuando la verdad indica que sumarán votos a la que dicen supuestamente combatir.
Pero Volvamos unos minutos a la realidad nacional. Cuando no falta nada para las PASO, los medios de comunicación, los analistas y el tercio de la sociedad que se interesa en la política están en vilo, expectantes, desconcertados.
Nadie arriesga cuál será el resultado, el oráculo de las encuestas se acerca a la legendaria zona del «error estadístico», mientras se calibran las razones de voto sin llegar a conclusiones ciertas, reconoce el sociólogo y analista político Eduardo Fidanza.
Llueven las estadísticas, alimentadas por datos que según cómo se miren podrían otorgarle la victoria a uno u otro. Análisis lúcidos aseguran, con fundamento, que si fuera por la economía el oficialismo debería perder.
Pero esos mismos enfoques admiten que este es un país extraño donde las explicaciones convencionales suelen naufragar. Lo que ocurrió avala esa paradoja: mientras se conocieron indicadores adversos en los principales rubros económicos que inciden en el ingreso de las familias (empleo, producción, valor del salario), la fórmula Macri-Pichetto sigue repuntando en los sondeos, aproximándose a una situación de relativa paridad.
¿Será así, se trata de una ilusión demoscópica (algo así como estadística técnicas de estudio de las orientaciones y pareceres de la opinión pública sobre algún asunto, tal como una encuesta) o es una muestra más de la excepcionalidad argentina?
Algunos factores extraeconómicos que podrían explicar el escenario. Uno de ellos es el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) de la Universidad Di Tella, un indicador de opinión pública confiable que acumula una serie estadística de casi 20 años.
Este índice, cuyo valor oscila entre 0 y 5, mide la evaluación global sobre el Gobierno, la percepción del sí se gobierna para el bien general o para sectores particulares, la eficiencia en la administración del gasto, la honestidad de los funcionarios y la capacidad de estos para resolver problemas.
Si bien este indicador debe ser leído junto con otros de naturaleza económica, que son desfavorables al Gobierno, muestra que hay aspectos no económicos preservados que podrían explicar en parte el escenario de paridad.
Debe computarse también que los indicadores económicos subjetivos se están recuperando, junto con los políticos. Un ejemplo es el Índice de Confianza del Consumidor, también de la Di Tella, que se incrementó más del 35% desde octubre pasado, cuando alcanzó uno de los valores más bajos de la serie histórica. Hasta acá los números.
Es miope centrarse solo en ellos porque, en rigor, hay otros factores significativos, usualmente velados. Mencionaremos cuatro: la calidad de las campañas, el dominio territorial, la posición de las elites y la eficacia de los oficialismos para ser reelegidos.
Respecto de las campañas, se observa que el oficialismo cuenta con una maquinaria electoral sistematizada, con abundantes recursos económicos, creatividad y organización, que contrasta con la principal oposición, que tiene dificultades severas -como la coordinación del discurso, las tensiones entre las principales figuras, coronadas por una incongruencia que no puede superar: el candidato a presidente es un delegado de la candidata a vice que en el pasado fue un severo calumniador de CF y sus políticas.
Al votante le hace ruido y los medios desempolvan el archivo. El dominio territorial y la posición de las elites no son tan evidentes, pero descifrando gestos y comportamientos puede conjeturar que se inclinan más por Macri que por CF.
La vaguedad de los gobernadores con CF equilibra la desventaja geográfica de Macri en el interior. Ella está pagando caras sus tiranías e infidelidades, que la condicionan a la hora de volver.
Las elites empresarial y sindical completan el cuadro. Los gremios más poderosos mantienen con disimulo el diálogo con el Gobierno nacional. Las grandes empresas prefieren a Macri aunque con él hayan perdido plata.
¿Torceran estos factores la adversidad económica que castiga a los argentinos? ¿La compensará el Gobierno con otros logros? ¿Deciden los poderes fácticos o solo los ciudadanos? En pocos días, estos misterios de la sociología política empezarán a resolverse.
Volviendo a ciudad gótica, es paradójico que se siga discutiendo sobre si puede volver a ganar el oficialismo en la provincia de Santa Cruz, mientras tanto, es incesante el despojamiento irreal del político local, sacándose fotos bobas, increíbles, improbables, que no corresponden a la vida real, que luego son volcadas por cientos en las redes sociales, esto podría haber empujado a la extinción de los reportajes formales, o las amenas charlas en las radios, todo parece haber trocado por las redes sociales.
Y por el otro lado, la grieta, que en Santa Cruz, se profundiza, cada día más, por un lado, están aquellos, que nunca fueron minoría, aproximadamente el 40% de ciudadanos, que miraron con recelo, como el ex pj aliado con el ex fpv, avanzaron, hasta colonizar todos los estamentos del Estado municipal, provincial, y luego conquistaría lo nacional, logrando una trama, que en muchos casos, solo por dependencia económica, de un sueldo, están convencidos, que solo el populismo es la única forma de vivir en la provincia.
También están, subsisten, los que en algún momento se llamaron peronistas, que sucederían con el paso de los años, a Menemistas, Duhaldistas, kirchneristas y ahora cristinistas, una mezcla de ideología y otro tanto de caudillismo, pero no conocen otra forma de vivir, sino es dirigidos, como una majada, que vaga por la meseta patagónica, sin destino ni futuro cierto.
Hoy día, la mezcla es tal, que nadie sabe que es, en quien piensa, sino se ha vuelto, en a favor y en contra, de un lado los que desean vivir en democracia y libertad de poderes, y por el otro lado, el populismo, que tiene en santa Cruz, la supuesta figura de Estado benefactor.
No creo que haya que profundizar en demasiada, si lo que se vive hoy día, es un Estado benefactor, en realidad como sociedad hemos perdido definitivamente el destino, ya sin brújula a mano, vagamos a la espera que pase lo peor, si no hay voluntad de cambio de parte de la majada.
Casualmente faltan 11 días, para las elecciones del 11 de agosto, donde el voto santacruceño, vale más que nunca, el futuro de las generaciones por venir estará en juego. Cuando la majada vote, confió, que despierte y busque salir del corral, que solo los lleva al matadero…
Que Dios nos ayude…