El ex juez federal responsable de sobreseer al matrimonio Kirchner en la causa por enriquecimiento ilícito. Se niega a dar explicaciones sobre su patrimonio.

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La semana pasada y por segunda vez se venció el plazo impuesto por el fiscal Jorge Di Lello para que Norberto Oyarbide, brinde explicaciones sobre su patrimonio. A su vez, la fiscalía que investiga el origen y evolución de los bienes del  ex juez federal no puede avanzar en otras medidas porque el expediente fue solicitado por el magistrado Rodolfo Canicoba Corral, a quien Di Lello le pidió en tres oportunidades que devuelva la causa, aún sin respuesta. 

La segunda intimación del fiscal a Oyarbide venció el jueves pasado, confirmaron fuentes judiciales a Clarín. Ante esta última advertencia, el ex juez tenía quince días para presentar un informe contable sobre sus bienes en los Tribunales de Comodoro Py. La próxima instancia podría ser un pedido de llamado a indagatoria por parte del representante del ministerio Público Fiscal.

El fiscal Di Lello imputó en esta investigación al ex juez federal responsable de sobreseer al matrimonio Kirchner en la causa por enriquecimiento ilícito.

Por ello avanzó en un requerimiento de justificación de su patrimonio, que se sustenta en el resultado «al que se arribó como consecuencia de la realización en esta pesquisa, de numerosas medidas de prueba orientadas a determinar la composición y evolución patrimonial de Norberto Mario Oyarbide y de personas de su entorno próximo, como así también el origen de distintos bienes sobre los cuales se supone ejercería derechos posesorios, tal como se describirá a continuación», sostiene el escrito.

El pedido de Di Lello sobre Oyarbide se dio «en función de las irregularidades detectadas en su entorno, concretamente en lo referente al crecimiento patrimonial de Claudio Blanco y Ariel Roperti, de quienes se presume se vinculan al ex juez en calidad de testaferros», indica el escrito al que accedió Clarín.

Para los investigadores, «hay sobrados elementos que acreditan estas incongruencias financieras» y por ello la investigación «continúa su curso a partir de un gran cúmulo de información que se obtuviera a partir de un profundo análisis de todas las constancias documentales que se recolectaron en la causa».

Claudio Blanco fue pareja del controvertido ex magistrado y Ariel Roperti su contador. Los investigadores consideran que ambos oficiaron de testaferros del ex juez.

Según pudo reconstruir el fiscal, el patrimonio de Oyarbide creció de manera desproporcionada: en 2010 fue de 22.874,75 pesos; 2011 de 28.281,82; 2012 de 25.233,81 pesos; 2013 de 9.569,14; en  2014 de 203.229,11 pesos; en 2015 de 466.423,68; en 2016 de 734.770,34; y en 2017 la diferencia fue de 269.907,02 de pesos, según el requerimiento al que accedió Clarín.

En su escrito, Di Lello señaló que «las lujosas características de la vida del ex juez federal se contraponen con los datos que de momento se recabaron sobre su patrimonio, el cual registra como única fuente de ingresos el sueldo mensual que recibía por desempeñarse» como juez federal. Se comprobó que Oyarbide vive en un departamento de Recoleta que en el período investigado compartía con Claudio Blanco, que tendría un auto y una tarjeta de crédito American Express.

Por otro lado, se consignó que los consumos en su restaurante favorito -con el área especial para su exclusiva atención- «y las ostentosas características sobre su domicilio particular, permiten colegir que el llamativo nivel de vida que llevaba Oyarbide podía tener origen en la comisión de hechos que configuren delitos de acción pública».

Todas las imputaciones dirigidas contra Oyarbide habrían sido cometidas en el marco del «ejercicio de sus funciones en su otrora cargo de juez federal de esta ciudad y con la connivencia de los restantes imputados».

Para la fiscalía hay una notoria contradicción entre el «estilo austero» que reflejaba Oyarbide en los bienes registrados y «el reflejo de su estilo de vida en las notas periodísticas que dan cuenta del uso por parte del nombrado de joyas Bulgari, sus almuerzos y cenas en el exclusivo Restaurante El Mirasol, su asidua presencia en el spa Colmegna».

Se refirió igual a notas que daban cuenta que en el departamento del ex juez, «las paredes estaban enteladas, había cuadros engarzados en papel de oro, esculturas y un piano de cola, mientras que en el baño tendría una tina de mármol de carrara con sus iniciales incrustada en oro, demuestran que la austeridad no es tal».

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