Nada de lo que se comente hoy en esta columna, es útil para Santa Cruz, porque vale recordar, que ya decidió la ciudadanía, los maestros, los jubilados, los policías, los empleados públicos convencionados, los gremios estatales, todos premiaron, de una u otra forma, a la gestión de Alicia Kirchner y su gabinete, esto es indiscutible, a pesar que en cifra sea tan insignificante, como que se gobernara con menos del 20% de los votos reales y propios, el resto, es colectoras y manejo político de un régimen, que seguramente nunca dejará de reinar en la provincia, convencerse de esto, ayuda al menos a entender la lógica de la mansedumbre social, que ahora esperará, al 29 y el 30 para ver qué ocurre en la paritaria, pos devaluación de las PASO, y cuando comienzan hacer las filas frente a los cajeros automáticos?, el resto es permanecer y transcurrir…
Lo extraño es que “Argentina, es un país con buena gente”, solían decir los anuncios oficiales. En este momento, cabría preguntarse ¿Puede considerarse “buena gente” a alguien que vota a ladrones públicos de tan baja calaña?.
Los argentinos merecemos cambiar ese ridículo eslogan. Nos merecemos mejores gobiernos, tenemos lo que votamos, lo que supimos conseguir durante décadas.
Dejemos ya de soñar con una patria grande y soberana, con el bienestar proclamado por los dirigente y boicoteado por los propios políticos, como ocurre ahora, que la fórmula FF, hace lo imposible para destituir al gobierno nacional, bajo operaciones política y financieras, como las que hace con el FMI y los bancos que se dedican a timbear con el dólar para joder al BCRA.
Es un esmerilado constante, cada posteo en una red social por parte de Alberto Fernández, cada declaración pública, ya no lo hace en calidad de candidato a la presidencia, lo hace en calidad de golpista, cosa que saben hacer los peronista y que también han aprendido a los largo de los años, los ahora convertidos en cristinistas.
¿Se entiende por qué no somos “un país con buena gente”? ¿No sienten algunos que somos casi ovejas adiestrada para aguantar lo que sea? Yo al menos así me estoy considerando.
En Europa, están pendiente de que el Fondo Monetario Internacional se ha sumergido en la campaña electoral argentina. La delegación que controla estos días las cuentas del país es presionada por todos lados.
El candidato de la oposición, Alberto Fernández, en un inusual y duro documento, de tinte netamente electoral, para su tribuna política, acusó al FMI de ser “corresponsable” de la “catástrofe social” que sufre el país y le exige que corrija la política de austeridad que pactó con el gobierno de Mauricio Macri.
Todo esto, no hace más que pre anunciar, que si llegan al poder, como serán los tiempos por venir, aplicaría la fábula de que no se puede morder la mano de aquel que te da de comer, y qué más sencillo, que suponer que aquellos que han venido poniendo dólares, para cubrir el déficit del país, sean maltratados, ellos hacen su negocio.
Y aquí todavía siguen sin entender que si ellos no prestan difícilmente el mundo financiero, lo hará, desconocer esto, no hace más que desnudar que hay retórica, discurso barato de campaña, pero ningún plan, y esto va para ambos, ni Cambiemos, ni el Frente de todos, saben bien que hacer, y eso se nota, lo están advirtiendo en el mundo, que mira perplejo el comportamiento social de argentina.
El Gobierno nacional, – y también la oposición-, presionan a la delegación para que apruebe el pago de los 5.400 millones de dólares previstos en septiembre, porque de lo contrario podría no ser capaz de hacer frente a varios vencimientos de deuda y esto aunque parezca casi absurdo, pone todo en peligro, no solo a Macri, sino que enturbia a Fernández, en su supuesto gobierno, nadie sale indemne de una tormenta que se produce en un default, no darse cuenta de esto, es sencillamente suicida.
Caso contrario están todos mintiendo y se trata de una burbuja destituyente, unos que se quieren ir, sin jugar a las elecciones en serio y otros, hacerse del poder sin ellas.
Aquí no hay crisis de gobernabilidad, en todo caso, hay una oposición que sistemáticamente han sido y serán golpistas, nacieron de un gobierno de facto y se encaraman en la idea que al poder lo obtienen a como dé lugar, el voto es casi ya un formulismo.
Quizás, la responsabilidad de los medios críticos, debería estar en alertar, la gravísima situación por la que se atraviesa, no tanto ya, en lo económico, sino que la política se metió en lo financiero y desbarajusto todo.
Argentina sigue sin tener acceso a los mercados financieros (su riesgo-país es altísimo) por tanto se enfrentará a enormes dificultades para pagar sus deudas porque el préstamo del FMI no bastará. Y entonces, y a pesar del teatro que hacen desde el cristinismo, habría que pedirle más plata al FMI, y entonces Argentina se convierte en Grecia, mal que le pese, a Alberto Fernández, el ajuste que le endilgan de brutal a Macri, pasará a ser un pequeñez.
Hay situaciones que son imposibles de negar, hay claramente una onda populista que llegó en las PASO en prácticamente todo el país, inclusive se ratificó aquí en Santa Cruz y en entidades gremiales, no será el caso de esta columna, remar contra la corriente y menos cuando el curso de agua es todo de dulce de leche.
El propio presidente Mauricio Macri reconoció expresa y públicamente algo que ya estaba a la vista, “Ha habido un voto bronca por la economía, que se manifestó en la elección”. Y él lo decidió llamar como que fue un “palazo” metáfora, nunca mejor empleada, para ilustrar un golpe inesperado, fuerte y doloroso.
Según escribe el periodista Alcadio Oña…”El Presidente puso en palabras lo que su gobierno ya había puesto en hechos, antes y apenas se supo el resultado del comicio”.
Esto fue, sacar de apuro un paquete de medidas de auxilio, orientado a aliviar el peso del ajuste a los sectores de bajos ingresos y, sobre todo, a las capas medias cuyos votos precisa desesperadamente recuperar.
La cuestión sería, o bien puede ser, que dada la intensidad de la crisis el remedio –propuesto- resulte insuficiente para modificar un horizonte que en principio parece puntual.
De este cuadro hablan las estadísticas del INDEC sobre la marcha de la actividad económica. Aun cuando el índice de junio contra el de junio de 2018 da neutro, la serie de los últimos 15 meses, registra 13 con signo negativo o, si prefiere, uno solo de dato de crecimiento.
Los números son impactantes, pero no son fuertes por igual, ni expresan dimensiones semejantes, cuando se les pone un marco: el sector agropecuario aporta 5,4% al PBI y la suma de la industria, el comercio, la construcción y las finanzas, canta nada menos que 40% y arriba del 50% si el medida es el impacto sobre el empleo.
En este territorio pegan y se proyectan la devaluación y las incertidumbres de muy variados colores desatadas por los 15 puntos que marcó el 11 de agosto.
Y solo como dato folclórico, ahora Brasileños, paraguayos y uruguayos vuelven a cruzar fronteras para comprar barato en la Argentina. Aunque de todas formas, hospedarse, comer y moverse, ahora les resulta tan caro, como en sus propios países, la región, en general está deprimida, ni que hablar del parate europeo, que anticipa todo tipo de ofertas para reactivar su principal fuente de ingresos, cuál es el turismo, claro que si bien todo puede bajar en euros y en dólares, para los argentinos, ahora cada dólar les cuesta $58 es decir casi un 30% más que hace tan solo un mes atrás.
Puestos a imaginar lo que viene, algunos analistas estiman entre 3,5 y 4% para agosto, quizás excesivo porque la devaluación de la semana post primarias caerá sobre una parte del mes. Otros dicen alrededor del 10% para agosto-septiembre. El final se conocerá el 16 de octubre, días antes de la primera vuelta, si es que la hay todo siempre en el campo de los supuestos.
El riesgo latente, en cualquier conjetura, es que la inflación se espiraliza, o sea, que termine desbocándose. Sería por la llamada inercia inflacionaria o el retraso de los precios relativos, donde la suba de unos arrastra la suba de otros o, llanamente, por los aumentos para cubrirse o por las dudas.
De arranque, está probado de sobra, que la recesión no es un obstáculo en la interminable carrera de los ajustes. Y también que a menudo prevalece la estrategia de ganar o conservar ganancias metiendo mano en los precios, en lugar de apuntar a obtener lo mismo pero por la vía de levantar las ventas.
Y como difícilmente la economía vaya a dar en octubre lo que no dio en agosto, la cuestión deviene en mantener el dólar a raya contra vientos y mareas por lo menos hasta la primera vuelta.
Queda claro que estamos hablando de un proceso sin aumentos de tarifas y donde el congelamiento de los combustibles se mantendrá durante 90 días. Aun así, los cálculos privados prevén un índice anual en los alrededores del 55%. Pero todo esto, inclusive la rebaja del IVA por unos meses, están en manos del peronismo, que ya fue a la CSJN, ellos de última tendrán la decisión.
El operativo esmerilado y destituyente del cristinismo y la izquierda filo k, está en su máxima expresión, están haciendo lo imposible para que caiga este único gobierno no peronista desde 1928, que ésta meses de terminar su mandato y romper con la triste saga de gobiernos peronistas salvadores, que terminan en regímenes de décadas, para volver a donde se comenzó.
Alguien por estas horas, en un texto de una consultor financiero internacional, se preguntaba, algo que los argentos, no parece preocuparnos, ¿a quién le temen los mercados? ¿Por qué sube el riesgo país como nunca al 2112 puntos? ¿Por qué el mercado de cambios que es libre, sigue demandando dólares y las operaciones las realizan dos o tres bancos y financieras perfectamente conocidos?
Es pregunta, no afirmación, ¿el temor es porque supuestamente se va, o porque da terror el que viene?. Habría que se muy ingenuo para no imaginar, que los estertores de las marchas del cristinismo y la izquierda k tiene solo como objetivo voltear al gobierno, y esto no es más que un anticipo de lo que se viene. Porque si alguno está soñando con oro, plata, incienso y mirra, si asume el gobierno K, se equivocó de película, porque esta, ya la vimos y lamentablemente no tiene final feliz.
Pero nada parece importar en ciudad gótica, muchos cientos de miles esperan fervientemente que se inaugure la zona libre, y pueda ir a comprar cosas importadas, o que estén preparando después de tres años y medio de esquivar un pozo y tragarse tres, que van a realizar un bacheo, ¿si esto no es una broma de mal gusto, que lo es?
La historia de los últimos setenta años, lo demuestra. No somos una provincia, ni un país con buena gente, definitivamente no…
En tanto todo se reduce a lo mismo de todos los fines de mes, ¿Hay fecha de pago de jubilaciones y salarios? Definitivamente no aprendemos más, hemos caído mil veces en el mismo bache y seguimos pasando por el mismo lugar, sin siquiera pretender esquivarlo, y tal vez, sea cierto, ¿para qué? Si al final todo sigue igual en Santa Cruz…
Que Dios nos ayude…