Un primer punto a esclarecer es si Argentina, que tiene un 32% de la población y un 23% de los hogares que viven bajo la línea de la pobreza puede seguir siendo considerado un país de clase media. La respuesta automática de muchos sería muy simple: «No».
Y claro, la falta de cambios estructurales, tiene una evidente correlación con una economía que en un largo período tuvo años recesivos -2012, 2014, 2016 y 2018- y que, punta a punta, creció 0%. En tanto, hablando concretamente de la clase media argentina, su tamaño fluctúa entre el 44% y el 47% de los hogares del país desde el año 2007.
En cuanto a la pobreza, lo que muestran las estadísticas es que la Argentina tiene un problema de fondo que arrastra hace décadas. Según la serie histórica del economista Orlando Ferreres, en los años 70 no superaba el 4%, en 1980 ya era la pobreza de 8% y en 1985, del 16%.
El problema se hace incuestionable cuando hacia finales de los 80 los datos del Indec señalan que la pobreza ya era del 32% en 1988 y que llegó al 47% con la hiperinflación de 1989, según dice el analista Guillermo Olivetto. Luego se logró reducir hasta el 16,8% en 1993, tras el inicio del régimen de convertibilidad (instaurado en 1991).
Pero luego volvió a crecer de manera exponencial, y alcanzaría niveles catastróficos del 54,3% en 2002, para luego reducirse rápidamente y llegar al 26,9% en 2006.
Ahora en el 2019, prácticamente los mismos valores de 2016 y de 1988. Nada indica que podamos mejorar, por el contrario hoy estaríamos, en el mismo punto que hace 30 años, lo que muestra a las claras la dimensión del problema, lo traumático que resulta y las enormes dificultades que hay para resolverlo.
A ver si se comprende, la Argentina supo ser un país donde más del 70% de la población era de clase media, según las primeras mediciones del Indec, de 1974, que lo confirman. En tanto es imprescindible y marca una abismal diferencia, con los países vecinos vienen de menos a más, en 2000 la clase media, en la mayoría de ellos solo era el 21%.
Y todo se instituye en una manera alarmante a 51 días de las elecciones en Santa Cruz, las cuales quedarán el cambio o la continuidad a los que gobernaran, tiene un contraste, que explica, dónde estamos y si no cambiamos a donde terminaremos.
Según, la información publicada en el sitio www.alsurnoticias.com.ar hay un perfecto alegato, de los años de comportamiento de la majada ovejuna santacruceña, se indica que hay una impresionante cantidad de adultos que tienen una educación deficiente, sin cubrir los parámetros obligatorios fijados por ley.
Se precisa que un 3,7% de la población económicamente activa que no tiene la escolaridad primaria culminada y un 10,4% sólo terminó ese nivel. Mientras que un impresionante más de 29% no terminó su escuela secundaria.
Se indica más adelante, que esto significa que casi el 44% de la población no tiene el secundario completo y por lo tanto no llega al mínimo de educación, requerida hasta para un empleo básico de comercio. Y este porcentaje es levemente mayor que el de un año atrás, cuando la falta de escolaridad obligatoria llegaba a más del 43% en Santa Cruz.
Con esos datos me pregunto ¿Qué pudo haber salido mal con los sucesivos gobiernos del pj y el fpv y aquellos que se escondieron en él?
Durante décadas, se han encargado de armar, de construir una red de empleos públicos, entre padres, hijos, nietos, amantes, sobrinos y militantes, sin instrucción, sin estudios, sin capacitación, para que actué como ejércitos militantes que los sostengan en el poder como ha ocurrido en Santa Cruz hace décadas.
Estamos donde estamos y de esta manera, sin servicios, sin educación, sin salud, sin remedios, sin luz, sin industrias, sin empleos sustentables, sin futuro, porque el proyecto del fpv y el pj, siempre actuó de la misma manera, cuanto más gente sin estudios, sin capacidad de actuar con espíritu crítico, ellos perdurarán en el poder.
Por esto, probablemente existe este desprecio de la militancia y el gobierno de Alicia Kirchner, el fpv, y el pj, hacia los santacruceños, que se han capacitado, que tratan de ser los mejores en la tarea que emprenden, de los que obtuvimos un título universitario para desempeñar con profesionalismo nuestro trabajo.
Los viejos jubilados, son un ejemplo, de ello, muchos tienen experiencia, capacidad de trabajo y títulos que los avalan, no obstante solo un grupo de obsecuentes inútiles para todo servicio, son monotributistas en el consejo de educación, el resto es despreciado, olvidado y humillado. No creo que todos, sean tolerantes solo porque en la campaña electoral de hayan dado un mendrugo y les paguen en fecha cierta.
Acuñe a los largo de los años, una frase, -no propia- que cobra cada día mas actualidad, “en Santa Cruz, el que piensa diferente siempre pierde…” y aunque parezca contradictorio, lo que se está indicando, es que la educación jamás fue una prioridad en la provincia, ni de los gremios, ni del gobierno, ni de la sociedad.
Y muestra de ello es que la comunidad, retomando la mención de la clase media, aquí en Río Gallegos, en Santa Cruz, vive conforme a su poder económico, contratan medicina prepaga, envían a sus hijos a colegios privados, las actividades extra escolares son en costosas academias de idiomas, viven en zonas de privilegio con sistema de monitoreo de alarmas, viajan frecuentemente al exterior y vuelvan en destinos domésticos en clase ejecutiva, son lo más depurado de la clase media alta de la ciudad.
Pero lo oculto es la educación, o mejor dicho la falta de ella para la gran mayoría de los ciudadanos de a pie. Sin duda, solo logran completar niveles aceptables y que marcarán el futuro de los hijos, es el pertenecer a la clase media alta económicamente pudiente.
Por tanto, hay que dejar de auto llamarse, clase media, por tener una casa, un coche y un sueldo interesante, aunque duela, hay que dejar de sentirse como lo que no somos, en todo caso acostumbrarse a ser con honor un jubilado, un empleado, y aquellos que tiene educación superior o universitaria, sentirse mejor, aunque no viajen en clase ejecutiva a Bs As, como lo hace ese 10% de comerciantes, políticos y petroleros.
No soy un principista, ni un seudo intelectual, ni me auto denomino escritor de relatos leídos por fantasmas, a pesar de haber escrito miles de páginas, durante años, para la tv, la radio o la gráfica, no me baso, solo en la lealtad de mis principios, y por lo tanto, no estoy por encima de otras consideraciones.
«Lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta»
Esta afirmación censura a los que, a pesar de estudiar, no presentan una gran capacidad intelectual o no ostentan una cultura general muy frondosa.
Aquello que viene solo en nosotros, no podrá ser reemplazado por la mejor educación. Se puede exhibir un importante listado de la carrera profesional, pero ello no garantiza ser un ilustrado ni, mucho menos, una persona inteligente. Según se atribuye haber dicho al filósofo y escritor Miguel de Unamuno, en la universidad de Salamanca.
Vuelvo a la triste realidad, a horas de conocerse, los apellidos y nombres en las distintas listas, aunque no parece que haya nada especial o fuera de lo común, será la confirmación del festival de sublemas, que dicen podrían llegar a doscientos en toda la provincia.
Pero gane quien gane, en el orden nacional, dicen que la economía no viene bien, según la opinión del periodista Alcadio Oña.
Las estadísticas del INDEC pueden resultar aburridas, pero tienen la ventaja de aproximarse bastante a la percepción de la gente. La economía y claramente la economía real, no ha dejado de ser lo que era, antes de que el último rulo definiera quiénes ocuparán finalmente los papeles centrales en la cartelera electoral.
Hasta que se pruebe lo contrario, será rival del dúo Macri-Pichetto, los CF y Fernández y Lavagna/Urtubey. Y en una visión ampliada, será también esa crisis ya profunda y prolongada que pagan siempre los mismos y de la que en general zafan siempre los mismos.
Hay once meses consecutivos con la actividad en rojo, caída del 5,7% para el primer trimestre y un PBI que, va de retroceso en retroceso, a fin de año quedará casi al nivel que registraba en 2010, o sea, hace una década.
Luce evidente que llamarle estancamiento a un proceso de esa magnitud y densidad es quedarse muy corto, pues aun cuando hubo excepciones y excepciones notorias al fenómeno le cuadran mejor las categorías decadencia y atraso estructural.
Sólo unos pocos datos bastan para ver en qué lugar terminamos parados. Entre 2011 y 2018, el mundo avanzó a una tasa del 3,5% anual promedio y los países en desarrollo, al 4,8%. La Argentina creció 0%, redondamente nada, o se contrajo alrededor del 10% si la vara se coloca en el PBI por habitante.
Un trabajo del Dr Alieto Guadagni cuenta cosas peores todavía, como que en 1980 nuestro PBI por habitante casi duplicaba al de Chile y duplica por entero al de Uruguay. Hoy quedó atrás de los dos: el chileno lo supera en 30% y el uruguayo, en un 18%. Contrastes semejantes surgen con Colombia, Perú, Brasil, Bolivia y Paraguay.
Hay que decir la verdad, existe una inflación instalada en los dos dígitos largos desde 2007, que saltó a 41% en 2016; retrocedió al 24,8% en 2017 y volvió a trepar al 47,6% en 2018 y que se proyecta hacia el 40% este año. Innegable que existe una parva de consecuencias de todo tipo y tamaño.
Muchas veces, la profesión degrada. Por estas horas, titulan que «la desocupación es de dos dígitos después de casi 13 años…» ¿pregunto, toman las estadísticas del INDEC de Guillermo Moreno, Kicillof y cfk? Si esto es así, la post verdad, mezcla con fake news, le gana por lejos al rigor de la información.
Y el tema de los 830 puntos que marca el riesgo país argentino, hay que comparar aquí cerca, Brasil tiene 248 puntos y no hace mucho, en enero de 2018, antes claro está de la corrida cambiaria, la Argentina anotaba unos comparativamente razonables 355 puntos, todo parece tan lejano como loco.
Todo conforma un paquete, que debe ser visualizado en contexto, Macri, no acertó con solucionar los problemas estructurales de la economía que heredó del fracasado de Kicillof, que durante su gestión batió récord de inflación y caída del PIB, pero que se ocultaban con el indec apócrifo.
Lo cierto es que hay tal magnitud de obra pública, sin corrupción como la de la era K, que es imposible, no reconocer la conectividad aérea en todo el país, el tema ferrocarril, agua potable y servicios a millones de habitantes en el conurbano, se eliminaran casi en tres años y medio los paso a nivel de gran parte de la ciudad, que en 12 años de la banda k, no se terminaron más que un par.
Y también, valdría aunque fuera a vuelo rápido, que en Santa Cruz, hay cosas que cambiaron, el parque eólico, ya genera la mitad de lo que decían daría la usina a carbón, más obras y viviendas, que se adjudica el fpv, pero son con fondos nacionales, y hasta la histórica obra del desagüe pluvial de Río Gallegos, que desluce tanto por la pésima gestión actual.
Lo que cuenta, es que ya cada vez son más los que se dan cuenta, que por más que CF, haya dicho, se haga la bondadosa, y que diga que hubiera sido amante del Manuel Belgrano, ya no es más ni simpático, ni interesa al elector tanta mediocridad, y que se caiga tan bajo, para hacerse el cool, y hacerse de votos de los desprevenidos que no la conocen, no obstante, su imagen sigue cayendo, y el rechazo aumenta cada día.
En cambio, esas mismas encuestas, dan pistas, según la consultora Isonomía, la imagen positiva del pdte Macri registró en las últimas semanas un aumento considerable, ya que pasó de 33 a 43 puntos, mientras que su imagen negativa retrocedió ocho puntos (era de 65 y bajó a 57 puntos).
Obvio que nada está dicho, falta aún para las elecciones generales de octubre, ahora solo quedará esperar a la próxima semana, ya con los apellidos y nombres, de los que se presentarán en Santa Cruz, tal vez, no habrá ninguna sorpresa, pero bien vale recordar, que estamos vivimos en la ciudad gótica y que en santacruzlandia todo puede pasar…
Que Dios nos ayude…