Todo pasa por algo… Nada es casual, Santa Cruz es una prueba de indubitable.

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Ya estamos muy cerca de cumplirse dos años de gobierno, tanto en la nación, como aquí en Santa Cruz, los niveles de consenso constituyen un reto que provocan sorpresa entre los observadores: uno de cada tres argentinos es pobre; el índice de inflación, aún en descenso, se ubica entre los más altos del mundo; los niveles de déficit fiscal y el endeudamiento son crecientes, está en curso un importante aumento de tarifas de los servicios públicos, y si bien se registran indicadores de recuperación económica, estos distan de ser espectaculares.

En base a estos datos de la realidad y para profundizar, dice el analista Eduardo Fidanza: El desconcierto, que se observa, es dado, porque que se rompió el mito del voto económico, que supone un ensamble relacionado entre macroeconomía sana y bienestar social personal.

Es decir lo que se tejía como un matrimonio inseparable, que la economía debía estar bien, que el ciudadano tenía que tener dinero en el bolsillo y el nivel de consumo fuera alto, terminó de caerse por completo del análisis político.

Vale suponer que el resultado electoral del resto del país, tiene alguna lógica, porque la gran mayoría supone que estará a futuro mejor, pero resulta difícil de desagregar, aquí en Santa Cruz, donde el ex fpv, Alicia Kirchner, con una gestión de gobierno deplorable, logró conquistar un 30% del electorado, sin pagar sueldos, con el consumo en niveles alarmantes, sin educación, sin salud, sin nada que configure la agenda del ciudadano de a pie. ¿qué pasó, porque se votó de esta forma?

Será tarea de algún análisis sociológico, que excede el marco de esta columna, sólo se podrá decir, que como ejemplo, aquí también se rompió el molde del voto económico y las esperanzas futuras, dado que no existe ninguna de las dos. Extraño caso por cierto.

De todas formas, si hay algo que preocupa, a los ciudadanos del resto del país, a los santacruceños, es el modo en que la volatilidad argentina incide sobre sus líderes.

Termina siendo que no es solo la economía, sino en realidad es el bienestar de parte de la sociedad.

Porque este país es definitivamente bipolar, ilumina a presidentes, los eleva y los destruye con igual frenesí e indiferencia.

Cuando están en el poder son intocables, por eso parece que el Presidente Macri, rompe el modelo hasta ahora conocido y se vislumbra como fortalecido, aún frente a las desdichas trágicas, se trate de Maldonado, el pibe en Río Negro o del ARA San Juan.

Y sobre esto último, el señor periodista Fernando Laborda, elaboró un texto días, atrás que título “el Submarino ARA San Juan: la tragedia en el mejor momento de la gestión Macri”

El destino quiso que la tragedia del submarino ARA San Juan se produjese en momentos en que la gestión de Mauricio Macri se hallaba prácticamente en su pico histórico de imagen favorable en la opinión pública.

De acuerdo con la más reciente encuesta de Poliarquía, por primera vez desde que asumió el actual Presidente, hay más argentinos que consideran positiva la situación del país respecto de quienes la califican como negativa. El 45% de la población cree que está mejor que un año atrás y el 58% estima que el año próximo será aún mejor, según el mismo sondeo.

Otra encuesta, recientemente terminada a mediados de noviembre por Management & Fit, era elocuente: el índice global de optimismo económico se ubica en 39,6 puntos, valor máximo desde que Macri está en gobierno.

Y el índice de optimismo político ronda los 47 puntos, apenas medio punto por debajo de su récord histórico. Finalmente, los últimos números de la consultora Isonomía son igualmente concluyentes: el Presidente goza de una imagen positiva del 58%.

La tragedia del submarino y sus 44 tripulantes ha golpeado a una opinión pública que muchas veces es experta en buscar culpables de hechos que, sin pruebas, ni elementos a la vista, más que elucubraciones y suposiciones, hasta ahora resultan inexplicables.

Macri, se puso al frente, dio la cara, esto es absolutamente inédito, en años anteriores en Cromañón o la tragedia de Once, los respectivos presidentes de ese momento, se escondieron literalmente en El calafate, escapando de la realidad, Macri, se atrevió en la desventura y la desgracia a dar la cara y decir «no tenemos que aventurarnos a buscar culpables» hasta no poseer «información completa». Solo hay que preocuparse por rescatar al submarino y sus tripulantes, más como expresión de deseo, que dato de la realidad. «Esperamos dar con el submarino en los próximos días» dijo Macri.

Hay una diferencia sustantiva, ahora hubo un presidente que se hizo cargo. Puso la cara, cosa totalmente desacostumbrada en la última década.

De todas formas, más allá que la reparación no resultó lo que decía la cadena nacional y el acto de CFK. Ahora, el proyecto de presupuesto para 2018 es claro al respecto.

De los $ 21.000 millones de gastos previstos para la Armada, $ 18.500 millones irían al gasto en personal. Una mínima parte es decir apenas $ 968 millones se destinarán a mantenimiento, reparaciones y bienes de uso, tan sólo el 4,6%. Para el caso, todo son responsables, los políticos que solo se paguen sueldos y nada se haga por que los barcos, vehículos, aviones de la FF.AA estén en condiciones y no los arreglan con alambre o baterias reacondicionadas, en lugar de poner nuevas.

Es obvio, que en algún tiempo más no podrá seguir responsabilizándose de todo los desastres que dejo CFK, y digo esto no porque no hayan dejando la mayor crisis de la última década, sino que Cambiemos perdió la oportunidad de haber dicho toda la verdad y a partir de ello denunciado ante la justicia todo el entramado, la corrupción y la calamidad que barrió bajo la alfombra el gobierno que comandaba CFK.

Por estos días, estamos los argentinos de buena leche, preocupados por la suerte del buque ARA San Juan y nos fuimos anoticiando que la basura política que gobernó, transo hasta poner baterias reparadas, en lugar de reemplazarlas, que lo que era una reparación histórica, terminó siendo pintura negra, un acto en cadena nacional, para la gilada. Era una mano de pintura negra, un corte circular de dudosa técnica, lo volvieron a soldar y como dijo CFK en cadena nacional, “al agua pato”, ahora son 44 almas que se suman a una lista muy extensa de tragedias, de desidia, de mentiras, de actos de basura política, de populismo berreta e interesado.

Cada acumulación de tragedias, son más los argentinos de a pie, que termina de confirmar, que la corrupción mata y tal vez lo siga haciendo, hasta que se logre desterrar de la República esta banda de forajidos que gobernó en la impunidad más absoluta.

A veces, pienso que pasara si no se logra aislarlos, tipos que tiene por caso, el control de Aerolíneas Argentinas y Austral, paran y abandonan a miles de pasajeros y aviones en diversos lugares del mundo, sin importarles nada más que su actitud destituyente, promovida desde la clandestinidad de la redes sociales y promovidas por líderes mesiánicos cómo CFK.

Estamos todavía inmersos y pasará seguramente mucho más tiempo, para que se normalice el país, que el recambio produzca la limpieza del fundamentalismo populista, no será tarea sencilla, pero se va a producir.

El caso de Santa Cruz, del gobierno del ex fpv, es otro caso totalmente distinto, aquí nada cambia, sino por el contrario, el nepotismo, la hegemonía, la arbitrariedad y la anarquía, seguirá indefectiblemente durante los próximos años.

Todo esto ocurre, ante la mirada silenciosa de la oposición, los gremios y los colectivos sociales, que han perdido por completo la capacidad de reacción y movilización social, tal vez agotados por la ausencia de resultados a los reclamos o quizás, por la invasión de la izquierda filo k, que terminó desdibujando todo reclamo con la defensa incondicional de los corruptos o apoyando a los violentos y sediciosos que atentan contra el orden democrático y sus autoridades. Sencillamente el ciudadano de a pie se cansó.

Solo basta ver las última movilización, donde solo ha quedado reducido a un grupo de características menores y que actúan con un discurso demodé que cada vez se aleja más de lo que el ciudadano de a pie necesita.

Lo que ocurrió aquí en Santa Cruz, no fue producto de la magia militante, sino en todo caso, de la mafia corrupta.

Siguiendo con la práctica de las buenas lecturas, me encontré con un texto del filósofo catalán Fernando Savater, que me hacen reflexionar. Sólo sé que no sé nada” o «solo sé que nada sé», es una famosa frase atribuida al filósofo griego Sócrates, que refleja lo consciente que estaba de su propia ignorancia, y ahora yo de la mía.

Según el filósofo catalán Savater: “Para ser un buen maestro hace falta ser ignorante” y “Los sabios son malos profesores porque no entienden la ignorancia de los demás”.

Yo comprendo muy bien lo que no comprenden los demás. Cuando voy a explicar algo entiendo lo que se le resiste al otro porque a mí también me ha costado entenderlo”.

“Una persona libre nunca se pregunta esto que oímos siempre ¿qué va a pasar? Las personas libres tienen que preguntarse ¿qué vamos a hacer? Porque pasará lo que dejaremos que pase. Nadie vendrá a salvarnos de ninguna parte”.

“Todos nacemos rodeados de males y vamos a morir rodeados de males. Podemos aspirar a que los males del final no sean iguales a los males del principio. Es lo único que se puede esperar”. Estas son algunas de las frases fueron pronunciadas en la última lección de Fernando Savater, en Guadalajara, México, hace tan solo unos pocos  días.

Ciertamente que no podemos decir que la culpa es exclusivamente de los políticos, funcionarios o gremialistas. Santa Cruz, siempre voto a conciencia, a lo largo de décadas, por tanto sigue teniendo los gobernantes que se merece y se le parecen…

Todo pasa por algo… nada es casual, Santa Cruz es una prueba indubitable de esto.

Que Dios nos ayude…

 

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